LOS BAÑOS DE OLA
A finales del siglo del XIX empiezan a ponerse de moda los llamados “Baños de Ola”, gracias a la prescripción de los médicos de la época que los veían muy recomendables para curar afecciones de la piel, respiratorias… Santander comenzó a convertirse en destino turístico de la aristocracia y de la burguesía de la época, que buscaba lugares saludables de descanso que les permitiesen, al mismo tiempo, el contacto y la relación social, lo que ahora conocemos como el “Networking”.
A partir de 1847 empieza a desarrollarse este tipo de turismo gracias a la propaganda de la prensa madrileña, y desde 1906 y hasta la proclamación de la II República, los Monarcas Españoles lo convirtieron en su residencia de vacaciones. En 1861, la reina Isabel II decidió pasar unos días estivales en las playas de El Sardinero y, en agradecimiento, el Ayuntamiento le ofreció unos terrenos para construir un palacio. Sin embargo, fueron las repetidas estancias veraniegas de Alfonso XIII y de su esposa Victoria Eugenia, grandes admiradores de la ciudad, las que convirtieron definitivamente a Santander en un selecto centro de veraneo. A Don Alfonso XIII le gustaba por su buen clima y la gente y a su esposa Doña Victoria porque el paisaje le recordaba a su Escocia natal, estos fueron los principales factores para que eligieran Santander como el lugar para su veraneo.
Este boom turistico lleva a que se empiecen a construir nuevos edificios que serán lugares de esparcimiento como el casino o el hipódromo pero también hoteles para alojar a los veraneantes como el Gran Hotel o el Hotel Real sin olvidar la construcción del Palacio de la Magdalena para albergar a los reyes. Santander es un punto de encuentro de la gente importante y para ello se planifican reuniones sociales, bailes y jardines como lugares de paseo y disfrute, todo ello convierte a Santander en una ciudad referente del turismo de la época.
UN VISIONARIO
A finales del siglo XIX, Juan Pombo Conejo, decidió apostar por la zona de playas de Santander. Pombo, que sería recompensado con el título de marqués de Casa Pombo por su trabajo en favor de la monarquía española, ideó para El Sardinero todo una red de complejos turísticos que pasaba por un balneario (donde hoy está el restaurante Río) con todos su bajos dotados de bañeras para tomar las aguas marinas con algas; un casino y un hotel, que denominó Gran Hotel Sardinero. Y como era necesario un transporte cómodo hacia la playa construyó un tren, conocido como ‘de Pombo’. Para rematar su empresa turística, el empresario abrió en los Arcos de Dóriga, en pleno centro, una oficina de información turística.
EL TRAJE DE BAÑO
El traje de baño iba acorde a los gustos y a la moralidad de la época.
La complejidad de estos trajes obligaba que los cambios de ropa tuvieran que hacerse en unas casetas de madera a modo de vestuario instaladas en las playas a tal efecto y equipadas para la ocasión.
La primera mujer que lució un bikini en España, lo hizo en la playa que se llamaría la playa Bikini en Santander. Fue en el verano de 1948. Ella tendría unos 20 años y era una de las francesas que participaban en los cursos de la Menéndez Pelayo que se impartían en verano en el Palacio de la Magdalena. El fotógrafo que dejo testimonio de este primer avance escandaloso, fue Joaquín del Palacio Kindel.
Las jóvenes francesas fueron sin duda las pioneras en usar bikini en Santander, lo que provocó el fenómeno de mirones que se escondían entre la maleza para espiarlas y si tenían suerte entablar algún tipo de relación con ellas, ya que las francesas tenían fama de “desmesuradas” . Venían de intercambio a estudiar español en la Universidad de verano. Algunas aunque tenían novios en su país de origen llegaban también en busca de un amor de verano y es que en ese aspecto las francesas estaban a años luz de las españolas, para las que el bikini estaba visto como una prenda poco decorosa. La sociedad española era de moral recatada, dominada por la Iglesia Católica, el Franquismo (dictadura del general Franco) y el machismo. Los bikinis aparecen en un momento de apertura, en el que España empieza a ver el turismo como una fuente de ingresos importante y la mentalidad empieza a cambiar y ser más tolerante.
FIESTA DE LOS BAÑOS DE OLA
Actualmente Santander celebra durante la primera quincena de Julio, las populares fiestas de “Los Baños de Ola”, que rememora la publicación en 1847 en la prensa madrileña del anuncio promocional de la playa del Sardinero, lo que convertiría a Santander en una importante ciudad Balneario y en un referente turístico de la época. Esta fiesta se ha convertido en la antesala de la Semana Grande santanderina. Devuelve a Santander al siglo XIX, con desfiles y trajes de época, incluidos los bañadores largos de rayas y las casetas de baño. El ayuntamiento organiza cada año en estas fechas, una variada programación de actuaciones, talleres, mercados, actividades deportivas y espectáculos, para todos los públicos, en los Jardines de Piquío y la playa del Sardinero.
EL PALACIO DE LA MAGDALENA
El 1808 la ciudad regaló a Alfonso XIII los terrenos de la península de la Magdalena dónde se construyó el palacio por suscripción popular, para albergar a la familia real española y su corte. Se convirtió pues en el lugar de veraneo favorito del monarca y su familia hasta que la proclamación de la segunda República hizo que Alfonso XIII se exiliara diciendo: “Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo”.
Don Juan de Borbón (hijo de Alfonso XIII) vendió el palacio al Ayuntamiento de Santander de 1977, aunque el palacio ya había sido requisado en el periodo republicano para instalar la Universidad Internacional. Ya en 1918 se impartieron los primeros cursos de verano que se detuvieron en el periodo de la guerra civil. Entre los cientos de miles de estudiantes y conferenciantes extranjeros y españoles que han pasado por aquí se encuentran: Pedro Salinas, García Lorca, Marañón, Ortega y Gasset, Unamuno, Américo Castro, etc.
LAS PLAYAS DE SANTANDER
–PLAYA DEL SARDINERO
Famosa a partir de finales del XIX y XX cuando se inicia un turismo que atrae a la burguesía castellana y madrileña a probar los beneficios terapéuticos de los llamados “Baños de Ola”.
Consta de dos playas con el mismo nombre la Primera y la Segunda que cuando baja la marea se unen. Antiguamente una de las playas la frecuentaba las clases altas y la otra las clase medias y bajas. Hoy en día ambas playas son muy familiares y muy concurridas durante el verano.
-PLAYA DE MATALEÑAS
Es una preciosa cala un poco escondida entre acantilados. Si quieres ir te recomiendo que lo hagas cuando la marea está baja, porque como pasa en las playas de Cantabria cuando sube la marea en gran parte desaparecen. Lo malo es que para acceder a ella hay unas cuantas escaleras, lo bueno es que gracias a eso no está tan masificada.
-PLAYA DE LOS PELIGROS
Pese a lo que pueda parecer por su nombre, no es nada peligrosa para el baño, ya que sus aguas son tranquilas y carece de oleaje. Aunque se dice que este nombre lo pusieron por los piratas que desembarcaban allí, la teoría más probable es que su nombre fuera debido al peligro que suponía a mediados del siglo XX acceder a la playa, ya que se encuentra en un desnivel importante respecto del paseo de la Reina Victoria y hasta que no se construyó su acceso desde San Martín se consideraba un peligro acceder a la playa por los acantilados.
-PLAYA BIKINI
Como ya he mencionado el nombre viene de los años 60 cuando las estudiantes europeas y americanas llegaban a España a las clases que se impartían en la Universidad de verano, Menéndez Pelayo y en sus ratos libres acudían a la playa próxima con bikinis para tomar el sol, bañarse y dejarse ver por los chicos.
-PLAYA DEL CAMELLO
Se trata de una pequeña playa a la entrada de la península de la Magdalena, conocida con este nombre, por una curiosa roca que tiene en forma de camello y donde es típico jugar al deporte playero por excelencia: las palas.
FARO DE CABO MAYOR
Como toda ciudad costera, Santander también tiene su faro. El Faro de Cabo Mayor, fue inaugurado en 1839 y es uno de los emblemas de Santander, y aunque está algo alejado del centro de la ciudad, merece la pena llegar hasta aquí para disfrutar de su entorno. Se encuentra en el Parque de Cabo Mayor, con bonitos senderos que se acercan desde los impresionantes acantilados, hasta el Mirador del Faro de Cabo Mayor.
- CAFÉ EL FARO
- Dirección: Av. del Faro, 26, 39012 Santander, Cantabria
- Teléfono: 942 39 15 18
Nada mejor que terminar el recorrido tomando un café o una cervecita en El Faro Café Bar mientras contemplas la puesta de sol.