“BAJO EL SOL DE LA TOSCANA”
Es una ciudad con forma elíptica rodeada de murallas. Monteriggioni es conocida como la “corona de Italia”, debido a la forma de anillos de las murallas alrededor de la villa, con sus diversas torres que actúan como los arcos (o puntos) de una corona.
- CASTILLO Y MURALLAS
El castillo fue construido por la República de Siena para defenderse de Florencia, en el siglo XIII, durante las guerras territoriales de Italia. Fue considerada un baluarte inexpugnable del poder sienés. Tenía 15 torres de 20m de altura y dos metros de grosor. De ellas siguen en pie 14 así como 570m de murallas que rodean el pueblo y por las que es posible pasear disfrutando de las maravillosas vistas de los campos de la Toscana. La entrada cuesta 4€.
- PUERTA DE PONIENTE Y PUERTA DE LEVANTE
Para proteger la ciudad tanto como fuera posible, tenían sólo dos puertas de entrada. La porta di Levante, en dirección a Siena, también se conoce como Porta Romea da precisamente a la capital italiana. Las dos puertas se conectan por una calle principal que es una línea casi recta.
*LA LEYENDA DE UNA TRAICIÓN
La derrota del inexpugnable castillo de Monteriggioni fue el resultado de una traición. Una infidelidad que alimentó el nacimiento de la leyenda del pozo.
Cuentan que el 27 de abril de 1554 Monteriggioni fue entregado de manera espontánea a las tropas florentinas que lo asediaban, sin pelear sino a cambio de una gran recompensa. El capitán Giovacchino Zeti, exiliado florentino que estaba al frente del castillo fue sobornado con 4000 ducados además se le prometió el fin del exilio y poder regresar a Florencia. Zeti no se lo pensó dos veces y aceptó. Pero según cuenta la leyenda a Zeti le entraron remordimientos por su traición y fue repudiado por Siena con disgusto, odio y deseo de verle muerto. La aldea de Monteriggioni fue obligada a rendirse y los pobres habitantes fueron capturados y enviados como esclavos a Florencia. Muchos dicen que la aldea nunca habría caído si Zeti no los hubiera traicionado ante los florentinos. Vivió el resto de sus días obsesionado por su comportamiento codicioso y cobarde.
Con el paso de los siglos, muchas personas han reportado avistamientos del fantasma del capitán Zeti, gritando sus súplicas por compasión y la comprensión de su decisión de dar el control del castillo de Monteriggioni y de Florencia. Por esto dicen que su alma vaga en perpetuo tormento por los túneles subterráneos de la ciudad, específicamente, se dice que frecuenta un supuesto pasadizo secreto que conduce desde el pozo de la Piazza Roma y que va directamente hasta la propia Siena. Deambulando por Monteriggioni en busca de un perdón que nunca podrá ser concedido, el Capitán Zeti permanece atado para siempre al mismo lugar que traicionó. Hay quien asegura que en el pozo de la plaza se escuchan gritos terribles y que en las noches de luna llena al lamento del alma en pena, se suma un sonido de cascos de caballo por la plaza.
- VIA 1 MAGGIO
Es la avenida principal del pueblo. Se inicia en una de las puertas de acceso y finaliza en la otra. En medio de estas, hay varias callecitas que la cortan, con casas de piedra y ventanas de madera, llenas de talleres y tiendas artesanales, lugares con encanto, donde comprar algún recuerdo de nuestro viaje.
- PLAZA ROMA
En el centro del pueblo se encuentra esta plaza, rodeada de tiendas y presidida por la Iglesia de Santa María de la Asunción. También puedes ver aquí el pozo del fantasma Zeti.
- IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN
Es de origen románico. Se construyó en 1299
*FIESTA MEDIEVAL
Cada año, en el mes de julio tiene lugar en Monteriggioni el Festival Medieval. Los residentes de la ciudad recrean la vida en el siglo XIII, vistiéndose con trajes típicos de época que representan a las diversas clases sociales. El pueblo se llena con barracones de artesanos que hacen artefactos antiguos. En la ciudad también se escenifican peleas entre caballeros y se organizan tabernas en las que se preparan platos típicos e incluso un banquete en el castillo.
Antes de seguir camino, párate y toma en la plaza un vino contemplando el atardecer, sin prisas. Los viajes son para disfrutar los momentos.