PARA PRESUMIR HAY QUE SUFRIR

“PARA PRESUMIR HAY QUE SUFRIR”, Cuantas veces habremos oído, las mujeres, esta dichosa frase…

Aún recuerdo cuando me lo decía la peluquera, mientras me clavaba las horquillas en el moño y los rodetes de fallera, como si de banderillas se tratara. ¿A quién se le ocurriría semejante idea? ¿quizás al peluquero de la dama de Elche?

*Rodetes de fallera:  especie de ensaimadas, que llevas pegadas a las orejas y que junto con el moño trasero, son el peinado, que complementa la indumentaria tradicional valenciana.

A lo largo de la historia las mujeres hemos sido y somos víctimas de las modas, o como se dice ahora Fashion victims.

La idea de escribir este post me vino, cuando contemplaba un cuadro en la Academia de Florencia, en el que se veía una boda de la época Renacentista (siglo XV). Si observas el cuadro con detenimiento, verás cuales eran los cánones de belleza de las mujeres nobles de por entonces. Estas eran rubias, con frentes alopécicas y muy blancas. Ahora viene lo interesante. ¿Qué hacían para tener ese aspecto? Llevar grandes sombreros con agujero en el centro, como un Donut. Con ello conseguían que les diera el sol en el pelo, para aclararlo y a la vez protegerse el rostro para tenerlo blanco. Sí el sol no era suficiente para aclarar el cabello, entonces recurrían a lavárselo con orina de caballo. Otro signo de belleza era la alopecia frontal, por lo que muchas mujeres se arrancaban el pelo de la frente.

La moda de ser blanca también estuvo presente en el siglo XIX , durante la época del Romanticismo. La  belleza romántica llevaba a muchas mujeres de esta época a seguir estrictas dietas de vinagre y agua, con objeto de provocarse una anemia que palideciera su piel y las hiciera tener un aspecto lánguido y ojeroso. A eso añádele un apretado corsé de los que te cortan la respiración… y obtendrás la razón del porqué pocas llegaban a viejas.

Y es que hay modas que parecen inventadas por el mismísimo inquisidor Torquemada, toda una tortura.

La asociación de ser una mujer blanca, me llevó a recordar lo que me contaban mis abuelas. En la España de la postguerra y dictadura franquista (los años 40), era signo de buena posición social, que la mujer fuera de tez blanca y rellenita, eso significaba dos cosas, que no pasaba hambre y que no trabajaba en el campo. A esto hay que añadirle, el peinado patriótico de moda llamado “Arriba España”.

En esta época, en España, la censura,  se ejercía a través de la iglesia católica. Esta se encargaba reprimir cualquier indicio de vestuario lujurioso que invitara a pecar y velaba por la moral prohibiendo escotes y vigilando el largo de las faldas hasta del bañador.

Pienso que cada cual debe vestir como quiera, con LIBERTAD y NO por IMPOSICIÓN religiosa o estatal. Me refiero ahora al BURKA. En mi post “DUBAI UNA SOCIEDAD EN BLANCO Y NEGRO” doy mi opinión sobre esta prenda. Desde mi punto de vista, de mujer occidental, esta ropa parece una cárcel ambulante para mujeres.

Siento que esas mujeres están desaparecidas y sólo son sombras de sí mismas. Mi solidaridad con la lucha de todas las que lo llevan de forma impuesta, por una sociedad extremadamente machista.  Por mucho que me esfuerce en entenderlo no puedo. Me es imposible creer que una mujer se sienta libre y feliz debajo de esa vestimenta negra a más de 40º a la sombra.

Otros gustos estéticos que me cuestan de entender, porque son un atentado contra la salud: son las mujeres jirafa y las mujeres chinas de pies de loto.

Las “Mujeres jirafa” existen en algunas tribus africanas y asiáticas, las más conocidas son las llamadas Kayan que son parte de una minoría originaria de Burma, al sur de Asia. Estas usan en el cuello un hilo de metal que se va doblando hasta que toma forma de espiral. Comienzan a ser usados por las mujeres desde que tienen aproximadamente cinco años y conforme pasa el tiempo es reemplazado con un hilo de metal más largo para dar más vueltas alrededor del cuello. Esto provoca lesiones. El cuello pierde color, tiene heridas, se generan coágulos de sangre, puede haber infecciones, y a esto hay que añadir el daño psicológico que sufren las mujeres también es mucho. Lo hacen por belleza e identidad cultural. También se dice que es para parecerse a un dragón.

En cuanto a la tradición de las mujeres con los pies de loto, se trata de una práctica en la que se fracturaban y vendaban los pies de las niñas en China, a fin de asegurar su atractivo físico en el futuro. La flor de loto es un símbolo de respeto que representa valores tales como la pureza de corazón y pensamiento, además de humildad, honor, paz y belleza, cualidades que eran deseables en una mujer.

Si bien estos gustos estéticos son un atentado contra la salud, también lo son la anorexia y la bulimia. Estas enfermedades son, en gran medida, consecuencia de la influencia que ejercen las escuálidas modelos que desfilan en las mejores pasarelas del mundo. Basta ya! Las  mujeres somos reales, de carne y hueso con curvas. Aceptemos como somos, nuestro peso y talla es aquella en la que nosotras nos encontremos bien y saludables.

Por último miremos al futuro: NUESTRAS HIJAS. Nosotras las madres, las abuelas, las tías…somos sus referentes. Dejemos que disfruten de su infancia, que no sean mayores antes de tiempo. Hagamos de ellas, con nuestro ejemplo, mujeres libres y felices.

No te pierdas la próxima semana, el interesante post:
“SEVILLA PURA PASIÓN I: SEMANA SANTA”
En este post haremos un recorrido por los principales actos y hermandades de la Semana Santa Sevillana, una semana llena de emoción y devoción.