Ha pasado a la historia como un rey valiente, honorable, sensible, guapo y amante de las mujeres.
Muchas historias curiosas de Valencia giran en torno al Rey Jaime I, llamado el Conquistador, desde su nacimiento.
- LAS DOCE VELAS
Por alla el 1208 nació Jaime. Su padre el rey Pedro II estaba casado con María de Montpellier desde hacía 4 años y no tenían descendencia ya que Pedro era bastante mujeriego, cosa que no agradaba mucho a su mujer. Pero parece ser que estando en Montpellier la pareja se reconcilia o más bien ella se hace pasar por una de las amantes y con este “engaño” termina concibiendo Jaime. Cuando nace el niño la reina ordena encender al mismo tiempo 12 velas iguales con los nombres de los doce apóstoles, la última en apagarse seria la que daría el nombre de su hijo, siendo esta la de Jaime.
Cuando Jaime tenía 3 años su padre se lo “regala” al Conde de Monfort para evitar que este invadiera Aragón. Dos años más tarde queda huérfano cosa que propicia que el Papa Inocencio III lo libere y se lo entregue a la Orden de los Templarios, unos monjes guerreros de armas tomar, empeñados en la guerra santa y la reconquista contra los moros infieles. Aquí es donde a Jaime I, empezará a rondarle por su cabeza la idea de conquistar Valencia. A los 13 años se casa con Leonor de Castilla. Para ese entonces Jaime se ha convertido en un “tío apuesto” alto y guapo, rubio y bien educado. Vamos una joyita por la que las damas de la corte suspiraban. Repudió a su primera esposa bajo el pretexto de que eran parientes y se casó con la princesa Violante que era hija del rey de Hungría, con ella tuvo 9 hijos. Este matrimonio duró hasta la muerte de la reina.
- LAS DOS EXCOMUNIONES DEL REY
El rey tuvo varias concubinas de las cuales también tuvo hijos, en total fue padre de 14: 10 legítimos y 4 ilegítimos, pero a todos consideró por igual en su testamento.
Una de las concubinas más queridas por el rey, fue Teresa Gil, hija de un noble navarro, a la que abandonó cuando descubrió que tenía lepra. Esto le costó la primera excomunión. La segunda excomunión le vino cuando mandó cortar la lengua al Obispo de Gerona al pensar que este había contado en Roma su secreto de confesión.
- LA CONQUISTA DE VALENCIA
Cuando el Rey contaba con 30 años de edad consigue su sueño de conquistar Valencia. En torno a esta conquista giran curiosas leyendas:
–LA LEYENDA DEL RAT PENAT
El “Rat Penat” es el murciélago que lleva el escudo de Valencia. Dicen que estando, durmiendo las tropas cristianas acampadas en el Barrio de Ruzafa, un murciélago callo sobre la tienda del Rey causando un gran estruendo al tirar al suelo las armas. Esto despertó a Jaime I quien se dio cuenta que iban a ser atacados por sorpresa por los musulmanes. El rey consiguió despertar a las tropas evitando una derrota. Desde entonces el murciélago figura en el escudo de la ciudad.
Finalmente, Jaime I, entra triunfal, el 9 de Octubre de 1338, a la ciudad de Valencia. Por eso los valencianos celebramos el día de la comunidad en esta fecha.
–LA LEYENDA DE LA HORCHATA
Dicen que una mujer le ofreció al rey una bebida de color blanco. Al preguntarle el rey que era esa bebida, la chica le contestó que leche de chufa. El rey la probó y exclamó: “Això no es llet, això es or, xata” que traducido seria: eso no es leche, eso es oro, guapa. De ahí viene el nombre a esta bebida: HORCHATA.
–LA TRADICIÓN DE LA MOCAORÁ
Algo similar sucede con la MOCAORÁ: tradicionales dulces de mazapán que los valencianos regalan a sus novias envueltos en pañuelos, el 9 de Octubre, día de San Dionis.
Los mazapanes son de dos tipos:
*Frutas y hortalizas de mazapán que recuerdan aquellas que las mujeres ofrecieron, envuelta en pañuelos a Jaime I cuando entró con sus tropas en Valencia.
*Piruleta y el tronaor: estas figuras las incorporaron los pasteleros valencianos en el siglo XVIII como protesta hacia la abolición de los fueros que había otorgado Jaime I a la ciudad, por parte de Felipe V y la consiguiente prohibición de la celebración de esta fiesta y del lanzamiento de cohetes. Como respuesta a esta prohibición, los panaderos empezaron a producir estos dulces de mazapán que representaban los cohetes prohibidos, pero al mismo tiempo por sus formas, fálica o redonda, recordaban los órganos sexuales masculinos (piruleta)y femeninos (tronaor)
- UN REY CON DOS CABEZAS
Jaime I muere a los 71 años de edad, muy longevo para su época. Es enterrado en el monasterio de Santamaría de Poblet, panteón de los soberanos de la corona de Aragón. En la tumba real hay un cuerpo pero 2 cabezas. Este monasterio tenía muchas riquezas escondidas por los monjes, lo que provocó que fuera objeto de numerosos saqueos. Desde la tropas napoleónicas hasta la desamortización de Mendizábal. En 1837 las tumbas del monasterio fueron profanadas. El párroco recogió los restos como pudo en sacos y los guardó. Siete años más tarde la Comisión de Monumentos de la provincia de Tarragona trató de recuperar los restos de los monarcas. La momia de Jaime I fue identificada por el tamaño y la ropa que llevaba de la orden del Cister, pero la cabeza andaba por otro lado y la identificación no resultaba fácil. Pensaron que el rey había sufrido una herida en la cabeza durante el asedio de Valencia y el arqueólogo pensó que podía ser el cráneo que tenía una gran cicatriz en la frente. Puso esta cabeza junto al resto del cuerpo con la capucha y listo. Pero años después se encontró otro cráneo con una cicatriz menor en la sien y empezaron las dudas ya que el primer cráneo por la cicatriz debería haber muerto en el momento, mientras que Jaime I sobrevivió a esa flecha por lo que tenía más lógica que fuera el 2º cráneo. Asi que ante la duda la solución fue que se quedaran las dos cabezas.
- UN TESORO OCULTO EN EL CABALLO DE JAIME I
En el siglo XIX se realizó esta imponente escultura de 11 toneladas hecha de bronce fundido de los cañones del castillo de Peñíscola. Realizada por dos escultores catalanes llamados Agapito y Venancio Vallmitjana. Estos tomaron como modelo el caballo de un transportista llamado Rafael Martí. Este iba con frecuencia al taller de los escultores para ver cómo iba la escultura de su caballo.
Rafael había sido “soldado miñón”, una especie de policía urbana contra delincuentes, cosa que lo enorgullecía, por ello siempre llevaba la gorra del uniforme. En el momento en que se vertía el bronce en el molde lanzó su gorra para que se fundiera y fuera tan eterna como su caballo. Con la emoción o las prisas olvidó que llevaba en ella todos sus ahorros unas 1000 pesetas, lo que ahora serian 6 €, pero que por aquel entonces eran toda una fortuna.